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jueves, 1 de noviembre de 2007

Escapa de tu cárcel


Hace ya algunos días leía un post sobre la dificultad que a veces los seres humanos tenemos para disfrutar de la felicidad presente, como que siempre viviéramos poniendo demasiada ansiedad sobre las situaciones del futuro, pensando en lo felices que seremos cuando encontremos determinado trabajo, pero cuando lo alcanzamos pensamos en lo felices que seremos cuando podamos tener un mejor puesto, o cuando estamos de novios pensamos en lo felices que seremos cuando estemos casados, y cuando estamos casados pensamos en lo felices que seremos cuando tengamos hijos, etc, etc.

Si bien la ambición sana por motivos nobles es algo positivo, a veces el siempre pensar en la felicidad del futuro no nos permite disfrutar la felicidad del presente.

Aunque comparto totalmente la idea del post que leía, hay otros factores que también condicionan el no poder disfrutar de la felicidad presente.

Las circunstancias adversas, situaciones que no podemos manejar, derivan en la creación de un gran problema que nos agobia, guiándonos hacia el terreno de la crisis, donde lo único realmente importante es “nuestro gran problema”, haciendo una práctica imposible el poder disfrutar de las otras situaciones positivas. Es que la crisis primero se encarga de cegarnos, teniendo la capacidad de hacernos creer que lo único importante sea solo ese problema, de a poco nos va encerrando, ocupando el cien por ciento de nuestros pensamientos, condicionándonos y llegando al punto tal que lo único que existe en el mundo es “nuestro problema y nosotros”. En definitiva los problemas nos van acorralando, hasta convertirnos en esclavos de ellas, ya no somos libres, sino presos de una circunstancia, viviendo dentro de una cárcel llamada “crisis”.

Esto me recordó el pasaje bíblico donde Pablo y Silas fueron encarcelados.

En resumen dice:

“Después de haber azotado mucho a Pablo y Silas, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad, el cual, recibiendo este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.

Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban canciones a Dios, y los demás presos le oían.

Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían, y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron”

Noto como ellos fueron azotados físicamente y luego echados en el calabozo más profundo, no creo que haya sido ninguna situación agradable el ser golpeados físicamente, hasta casi puedo imaginar ese calabozo, bien profundo, húmedo, sucio, sin luz, seguramente hasta ratas habría allí, y como si esto fuera poco ellos tenían cepos en sus pies.

Imagínate por un momento la situación que Pablo y Silas estaban viviendo, una circunstancia muy adversa, donde la mayoría de nosotros lo único que podría hacer es deprimirse y llorar. Sin embargo no se dejaron condicionar por su circunstancia, ellos sabían que tenían un arma muy poderosa, sabían en quién habían depositado su confianza, habían comprendido de verdad que para Dios no hay nada imposible.

Entonces en medio de su dolor, dentro de su cárcel comenzaron a cantar y a rezar a Dios, sabiendo que sus oraciones eran escuchadas, comprendiendo que la oración de justo puedo mucho. Seguramente los presos que los escuchaban pensaban que estaban locos, ¿Quién puede cantar en esa situación?, pero al margen de las apreciaciones ajenas sabían en quien estaban confiando, un Dios más poderos que cualquier cárcel o cualquier crisis. De repente la cárcel que los encerraba milagrosamente se abrió y los cepos que los ataban fueron desvanecidos.

Quizás hoy te esté azotando tu dolor, te encuentres encarcelado por tu crisis, pero tienes al alcance de tu mano una herramienta muy poderosa, capaz de librarte de tu cárcel, y esa es la fe en Jesucristo, el hijo de Dios que quiere abrir las puertas de tu cárcel y hacerte libre. No permitas que la situación te ahogue, Jesús esta con su oído intacto, esperando escuchar el clamor de sus hijos, cree en el poder de Dios más allá de tu situación.

Sucederá que Jesús te dará libertad, y te guiará para resolver tu crisis, llevándote hacia terrenos fértiles y de paz.

Hoy es tiempo de poner fé en Jesús, un Dios capaz de oír tu oración y cambiar tu cárcel en un lugar de pastos verdes.

No te dejes condicionar, utiliza ese recurso bendito llamado oración y veras como toda tormenta es aquietada en el nombre de Jesús.

¡Un Dios que se especializa en situaciones imposibles!

Cree en Jesús y pronto escucharás ese estruendo que te recordará que ninguna cárcel es mayor que El hijo de Dios, y que hay poder en el nombre de Dios.


Autor: Fabio Miguel Pereyra

http://reflexionesbreves.blogspot.com/

Bases de autor: Hechos 16: 23 al 26


4 comentarios:

Isa dijo...

¡Estás en lo cierto!, Dios se especializa en situaciones imposibles, hay que ver en las vidas como ejemplo, la de Elisabet la mamá de Juan el Bautista.
Bendiciones del Dios Todopoderoso.

Fabio Pereyra dijo...

Isa, Gracias por tu comentario, espero verte seguido por aqui.

Saludos

Fabio

Anónimo dijo...

Amigo Fabio!!.

Que bueno tenerte de vuelta ,ya se te extrañaba :)

Hermoso post.Cuantas veces nos quedamos en carceles invicibles,pudiendo disfrutar de la bendicion que nos da el Señor afuera.Lo primero para salir de una carcel es reconocer que estamos cautivos y que nesesitamos libertad,la que solo el Hijo nos puede dar.

Un saludo fraternal!!

Fabio Pereyra dijo...

Brisa: Gracias por tus infaltables comentarios, ya un clasico en este blog.
Hasta pronto.

Fabio