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martes, 15 de enero de 2008

¿Qué imagen tienes de tu dios?

Experiencia personal, vivencia con derecho y facultad para hacernos cambiar de opinión, increíblemente tiene el poder de modificar el foco de algunas de nuestras miradas. Hasta no toparnos con la experiencia personal, solemos estar condicionados por el discurso de la teoría, pero que repentinamente esta primera se encarga de demoler cualquier construcción que la teoría haya levantado.

Me quiero referir a las maneras de pensar o sentir que tenemos sobre ciertos aspectos de la vida, cuando existe la carencia de la propia experiencia la teoría se encarga de darle forma a estructuras de pensamiento, a veces esta es bastante acertada sobre la realidad, pero otras solo nos condiciona de una manera desacertada, solamente en el momento de la vivencia personal podemos saber exactamente la realidad, para dejar de ser cautivos de la teoría que nosotros mismos armamos, o en que nos fue transmitida en otros casos.

En este aspecto y a modo de ejemplo recuerdo mi visión sobre la paternidad, por supuesto antes de ser padre.

Cuando veía un padre con su hijo, esto me daba una imagen de mucho trabajo, sacrificio, inversión de largas horas de trabajo, todo un sufrimiento para poder cubrir las necesidades de su hijo, imaginaba también todas las cuestiones personales a las que uno debería renunciar por pasar a ser los deseos de uno secundarios, ya que toda la atención y prioridad estaría puesta en su hijo, también tenía una visión de muchas horas de desvelo por no poder dormir. En definitiva sentirse en la obligación de tener que relegar todo proyecto personal en virtud de ajustarlo a la complacencia y crianza de la criatura.

Algunos amigos, ya padres, me comentaban respecto de sus vivencias sobre la paternidad, la vida te cambia, escuchaba repetidamente, una y otra vez por distintos interlocutores, y si bien sus frases eran absolutamente reales y creíbles para mi, nunca pude realmente entenderlos hasta que me topé con el privilegio de ser yo uno de estos interlocutores. Quiero decir, que cuando la paternidad se convirtió en mi propia experiencia personal, recién en esa etapa pude comprender lo que realmente me estaban tratando de hacer entender. Mi propia experiencia de ser padre se encargó de tirar por la borda todas las teorías que anteriormente me había creado al respecto.

Dentro de este tipo de relación, y creo que aquí solo me podrán entender aquellos que hayan tenido el mismo privilegio que yo de tener hijos, como la simpleza de algunos momentos pueden convertirse en algo de gran trascendencia.

A veces pienso desde el punto de la lógica y me parece algo extraño, como la simple sonrisa de mi hija automáticamente sea la encargada de disparar una en mi rostro, que el verla feliz a ella sea la condición para que yo pueda serlo también, y que el verla llorar o sufrir sea una razón más que suficiente para conmoverme como por ningún otra cosa, el renunciar a otras actividades que en otro momento de mi vida no las hubiera cambiado por nada, hoy no alcanzan en lo más mínimo para competir con los momentos que prefiero estar cerca de ella. Antes cuando veía en compañeros de trabajo algunos dibujos garabateados pegados en la pared de sus oficinas, solo me representaba un dibujo hecho por un niño y nada más, pero hoy luego de la propia experiencia, cerca de mi escritorio tengo un garabato que solamente yo puedo entender el profundo significado que tiene, es que Magali se ha convertido en la niña de mis ojos, ya nadie más me puede contar lo que significa ser padre, mi propia experiencia se ha encargado de revelarme la verdad del asunto.

Me gustaría llevar esta reflexión a la siguiente pregunta, ¿Qué imagen tienes de tu dios?

Dice un libro del antiguo testamento;

Porque así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Después de la gloria me enviará él a los gentiles que os despojaron;

“porque el que os toca, toca a la niña de su ojo”

Lejos estoy de compararme con el perfecto amor de Dios, ya que como humano falible que soy podría hacerte una gran lista de errores que cometo a diario, pero si, en este aspecto creo que son muchas las personas que imaginan a Dios con una visión errónea, quizás muchos crean que El sea un Dios dispuesto al castigo, que espera la situación en la que podamos errar para hacer valer su látigo y reprendernos, o la imagen de alguien viejo con una gran barba que vive siempre enojado por nuestras acciones, creo que son muchas las tendencias culturales que han creado la imagen de un dios castigador, dispuesto solo a la disciplina y al enojo. Nada más alejado de la real imagen de Dios.

El texto en que esta reflexión se basa, me muestra algo totalmente diferente, dice que nosotros somos para Dios como la niña de sus ojos, imagino que el creador de la paternidad tiene muchos más sentimientos de amor puro que el de cualquier ser humano.

Pero sucede que para poder ser real conocedor de este amor inexplicable, es fundamental transitar el camino de la experiencia personal, tal como comienza este artículo, porque quizás las teorías ajenas se han encargado de imponerte una imagen negativa y errónea sobre Dios.

Podría escribir libros y libros sobre este tipo de experiencia personal, pero nunca jamás podrás llegar a entender realmente lo que te quiero decir hasta que no sea “tu experiencia”.

Dios a través de Jesús quiere acercarse a ti, y darte una nueva visión sobre la vida, porque con amor eterno te ha amado.

Deseo que tengas la experiencia sin igual de conocer a Jesús y que El cambie, restaure y sane tu vida.

No permitas que nadie te lo cuente.


Autor: Fabio Miguel Pereyra

http://reflexionesbreves.blogspot.com/

Bases del autor:

Zacarías 2:8
Jeremías 31:3